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P. Serrano

La filosofía espiritualista del Espiritismo


En este capítulo repasaremos los hallazgos filosóficos, codificados por Allan Kardec dentro de la Doctrina Espiritista. Estos están conformados en una serie de postulados. Kardec fue claro al establecer que estos postulados no son verdades nuevas, puesto que han sido conocidas desde épocas muy remotas entre las diferentes civilizaciones. Lo diferente está en el enfoque científico que de ellos hace el Espiritismo. “El Espiritismo no ha descubierto ni inventado a los Espíritus; tampoco ha descubierto el mundo espiritual, en el que se ha creído en todos los tiempos; se limita a probarlo con hechos materiales y lo presenta con su verdadero aspecto, limpiándolo de prejuicios y de ideas supersticiosas, que engendran la duda y la incredulidad.”[1] Veamos, resumidamente, estos postulados a continuación:

1. Soy un Espíritu inmortal que preexisto y sobrevivo mi cuerpo físico:

Somos un Espíritu y tenemos un cuerpo físico. Somos un Espíritu con un cuerpo. El Alma es el Espíritu incorporado en un cuerpo, es decir un Espíritu encarnado; los Espíritus corresponden a las Almas que sobreviven la muerte de su cuerpo físico. Yo, el Espíritu, existí antes de nacer y sobrevivo la muerte de mi cuerpo físico conservando mi individualidad y mi conciencia.

Después de la muerte de mi cuerpo físico paso a vivir a una Dimensión Espiritual. En ella soy feliz o desgraciado según el modo como empleé mi vida encarnada desde el punto de vista moral e intelectual, certificando la realidad de las penas y recompensas en la vida después de la muerte. Pero no me espera el cielo o el infierno eternos sino estados de conciencia gratos o amargos que resultan como consecuencia directa de nuestros propios actos; éstos estados son transitorios y podrán superarse por el esfuerzo personal de mejorarse en nuevas oportunidades de vidas encarnadas.

2. Estoy sometido a la Ley de Evolución Universal:

La evolución progresiva es la ley fundamental que rige el Universo. Todo en él cambia hacia lo mejor, hacia la perfección. Yo, como Espíritu, siendo parte integral del Universo, también estoy sometido al progreso evolutivo en las áreas de la intelectualidad y la moralidad. Esta evolución está soportada por otros mecanismos complementarios que la hacen posible, a saber:

  • Ley de la reencarnación:

El Espíritu retorna a la vida corporal múltiples veces, a un cuerpo físico humano diferente en cada nueva existencia. El nuevo cuerpo físico estará formado de acuerdo con las características psíquicas que trae el Espíritu y las características genéticas de los padres que lo generan. La vida encarnada le sirve al Espíritu como un laboratorio de aprendizaje en el que adquiere en la práctica nuevos conocimientos intelectuales y virtudes morales.

  • Ley de causa y efecto:

El pasado y el presente reencarnatorio están enlazados en una relación causal. Toda acción efectuada libremente por el Espíritu en su pasado encarnatorio traerá inevitablemente una reacción proporcional sobre él en una futura encarnación. Este es un mecanismo regulatorio justo e imparcial que ubica al Espíritu en las circunstancias materiales, sociales, intelectuales y morales que él mismo cultiva en virtud de su libre albedrío. Esto lo lleva inevitablemente a la reparación y superación de sus errores, abriéndose puertas de progreso y mejoramiento.

  • Ley de intercambio inter-dimensional:

Existe una relación permanente, natural y diversa entre los habitantes de la Dimensión Espiritual y nosotros. El Espiritismo distingue tres formas de relacionamiento de los Espíritus con nosotros: 1) las exposiciones manifiestas físicas, 2) las exposiciones manifiestas inteligentes mediante el intermedio de Médiums, y 3) las exposiciones mentales ocultas ya sea por afinidad intelecto- moral o por resentimientos.

El Espiritismo reconoce que la mediumnidad, usada bajo controles apropiados, es un instrumento de investigación y terapéutica natural y asertivo de gran valor para el progreso humano de ambas dimensiones.

  • Ley de pluralidad de mundos habitados:

La evolución del Espíritu no está centrada en nuestro planeta Tierra únicamente, sino que envuelve infinidad de otros planetas del Universo amenos a la reencarnación. Estos mundos son diferentes entre sí en cuanto a su constitución física y al grado de progreso de sus habitantes. En relación con la Tierra unos son de mayor adelanto y otros inferiores. Los Espíritus han venido escalando progresivamente desde mundos menos adelantados al nuestro, cumpliendo en cada uno de ellos ciclos de progreso evolutivo. Los Espíritus que ahora reencarnan en nuestro planeta, una vez hayan alcanzado el grado máximo de progreso posible en él, pasarán a encarnar a otros mundos más adelantados al nuestro. La evolución progresiva del espíritu es un proceso cósmico.

3. Dios existe:

El Universo, y todos sus constituyentes, no surge del acaso, sino que es manifestación de una inteligencia suprema, soberanamente justa y de carácter cósmico, con capacidad creadora, organizadora y sostenedora a quien llamamos Dios. Hay una intención divina en todo el Universo, que origina y transforma todo lo existente en él. Nuestro Universo es uno teleológico. Dios ejerce su creación, organización y sostén del Universo a través de la Ley Divina, presente en la naturaleza como la Ley Natural. La Ley Natural o Divina puede ser detectada por el ser humano utilizando su inteligencia. Ella ha sido interpretada históricamente de diversas formas, en acorde con el nivel evolutivo del ser humano. A través del instrumento del Espiritismo, los Espíritus superiores ofrecen una nueva interpretación, cónsona con el desarrollo intelectual y moral de la humanidad actual.

Las consecuencias de la doctrina filosófica espiritista

La doctrina filosófica espiritista coloca al ser humano y sus necesidades en su centro de atención. Le ofrece al ser humano una nueva concepción de quién es y de cuál es su relación con el Universo. Crea una cultura deísta, al reconocer la existencia de Dios como causa primera de todas las cosas, y una conciencia existencial espiritualista y evolucionista. El espiritualismo espiritista es un espiritualismo científico, que combate el materialismo racionalista y se enfrenta al espiritualismo dogmático y místico.

[1] Kardec, A. Qué es el Espiritismo. Capítulo II: Ítem 104.

(Tomado del libro Espiritismo para curiosos y novatos de Pablo Serrano: Capítulo 7)

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